Y de pronto piensas ¡Una reunión internacional de Hondas Goldwing!. De entrada la imaginación hace su papel, y eso me pasó durante los kilómetros que recorrí hasta llegar a Cullera. ¿Y cuántas motos habrá?, ¿y cómo serán?, ¿y estarán muy iluminadas?…
Hasta que no llegas y activas el chip en modo «internacional» ni te haces idea de que hay cosas que no son de otro mundo. Son cercanas y casi muy parecidas a lo que en España puede pasar, y me refiero a que los moteros y moteras al igual que sus «hermosas» monturas tienen más en común con nosotros que diferencias puedas encontrar. Y así es, a los Europeos nos unen más cosas de lo que podemos imaginar. Y no es que seamos «guais» los usuarios de Goldwing, que lo somos, si no que en verdad somos pueblos que compartimos mucho más de lo que creemos. Y en las motos y en la manera de ser de los miembros de los 21 países que no visitaron se podía ver, respirar y sentir. Pero antes de llegar a esta conclusión os cuento un poco…
El evento estaba preparado con todo detalle y lujo. He ido a muchas concentraciones de MC y sigo yendo, solo le puedo poner la pega de no tener más campo de tiendas con objetos y cosas para las motos y para los visitantes. Pero salvando este detalle, el resto fue genial. El espacio para estacionar las motos, era mas que suficiente. El punto de inscripción, no solo era grande y vistoso , sino que ademas era cómodo para los participantes. La carpa, era de esas que estaban bien hechas, nada de lona mala….dentro no tuvimos problemas ni de frio ni de calor, así que gracias a la organización por velar por este detalle y gracias al ayuntamiento de Cullera por hacerlo bien. La zona de acampada era para hacerle una foto y enmarcarla, ya quisiera más de un camping tener ese espacio tan cómodo. Aunque yo no iría de acampada por la espalda…pero sé apreciar qué era un buen espacio, tierra blanda y césped, baños, duchas portátiles y «casi» todo lo necesario.
Teníamos un gran equipo de audio y video dónde vimos las diferentes cosas que nos proyectaron. Las mesas y las sillas eran más que cómodas y la barbacoa y el arroz estaban más que bien. Así que todo esto, que es básico para que todo empiece a rodar bien, alcanzaba más que una merecida nota alta. Pero sin duda lo mejor de todo al final son las Goldwing, el ambiente, la gente y en definitiva el momento.
El viernes tuvimos un paseo muy bonito por la ciudad de Cullera, escoltados por las fuerzas y cuerpos de estado. Los ciudadanos disfrutaron un montón con nuestras apariencias, nuestra música altísima, las sirenas y efectos sonoros de las motos y como no, de las tricker iluminadas, que como siempre dejan anonadados al respetable público.
El sabado estuvimos en Valencia. Fue genial tantas motos entrando en una gran ciudad como Valencia, que manera de paralizar el trafico de una gran ciudad como esta. He aquí la gran importancia que puede llegar a tener una empresa como Goldwing…Visitamos el museo de las artes y ciencias. Se necesita un día completo para medio verlo. Y merece mucho la pena.
Por otro lado, hablando de la gente que asistió, me encanto hablar con esos aventureros que venían de Turquía, uno de ellos tenía una moto en amarillo con purpurina chulilsima. Los ingleses, solo una pareja nos acompañó, ya que el Brexit parece no los dejan salir, pero mantuve con ellos una conversación agradable, a ella le encantaba bailar, y lo demostró habilidosamente en la fiesta del viernes por la noche…como movía el body la señora. Rondaba los 70 y pico años….Él tenía una barba larga y frondosa, pretendían regresar a Inglaterra en el plazo de 2 semanas, para ir subiendo poco a poco y hacer recorrido mientras regresa a su isla….
Nuestro amigos los Portugueses congregaron un buen grupo. Enhorabuena porque hicieron buena piña y se notaba que estaban allí. Aunque a veces el numero es lo de menos, llegaron unos Rusos también….sí, como has leído, Rusos. No veas cómo se movían, parecía que se multiplicaban ya que hicieron piña con Lituanos y otros moteros del noroeste de la vieja Europa.
Había disparidad de asistencia por parte de todos los países que nos acompañaron. Austria, Bélgica, Suiza, Holanda, Letonia….en fin 21 países. En definitiva, un montón de gente con un mismo objetivo. Disfrutar en comunidad con la Honda Goldwing. Y da igual la procedencia, la edad, o el color de la piel. Solo hay que convivir y dejarse unir por aquello que nos acerca, dejando a un lado lo que nos diferencia. Y al final te das cuenta que hay mas cosas que nos unen y mucho menos cosas que nos separan.
Lo demás te lo dejo a tu imaginación… pero si metes en una maleta: una Goldwing, gente guapa, una ciudad extraordinaria que nos acogió divinamente y lo notamos, una buena organización, buena comida, una playa fantástica aunque no la disfrutamos mucho y sobre todo las ganas de pasarlo bien, da como resultado una experiencia extraordinaria de la que podemos hablar con felicidad en la cara.
Y aunque siempre habrá cosas que se puedan hacer mejor, siempre habrá gente dispuesta a poner su empeño para que en la siguiente sigamos teniendo grandes reuniones de Goldwing, así que no me queda nada mas que decir: Genial chicos, genial..
Manuel Céspedes