Los filabres-calar alto

Durante esta excursión de domingo, uno de los compañeros me hizo una pregunta mientras tomábamos el picnic, a propósito, menudo picnic llevábamos preparado….mejor que un catering.

Pero antes de contar esta salida voy a desarrollar esta cuestión que para más de uno seguro que no encuentra respuesta al porque hay tanta gente que nos gusta salir en moto.

Antes que nada es importante diferenciar entre el motero que usa moto por necesidad de trasporte en la ciudad o de cualquier otro modo, y el motero que sale de viaje para disfrutar del resto que conlleva esto de ser motero. Quizás no seria equivocado diferenciar entre motero de 1 día y el motero de viajes largos…en esencia la gran mayoría de razones coinciden. Pero a mi gusto voy a desarrollar e intentar transmitir que es eso de ser motero de viajes.

Todo empieza antes de hacer el viaje, como todos los viajes la preparación es un ritual, para viajar en moto ese ritual se multiplica por 10. Llevamos 2 ruedas, así que tiene que estar todo casi perfecto. Casco, que este cargado y la visera lista para varios cientos de kms, hay revisarlo bien. El traje, una de las partes mas importantes, hay que mirar si los complementos esta bien, si has pensado en lo que puedes llevar en los bolsillos y te pueda molestar, si has metido eso esencial y que siempre necesitas en cualquier momento. Estas rutinas de llevan mirar y dar varias vueltas hasta que lo dejas preparado para ponértelo por la mañana…ahí ya están pasando cosas en tu estomago. Salir en moto es un deporte de riesgo, el cuerpo lo sabe y la adrenalina se activa. Eso es así…Por supuesto ahora nos toca revisar la moto, le das una vuelta a los neumáticos, compruebas que en los huecos de la moto dispuestos para llevar cosas, van esas cosas que te importan para el viaje. Dejas tu accesorios listos como la música , mapas y aquellos detalles que harán que el viaje se desempeñe correctamente. Todos estos momentos están llenos hasta de nerviosismo por las ganas de salir. Casi no ves el momento de que llegue el día siguiente. Nos toca preparar la maleta. Ojo, la mini maleta. Has de pensar que la mayor parte del viaje lo desarrollas con el traje de moto, asi que hay que pensar muy bien como haces la maleta para que tengas no necesario y no te falte de nada…y todo esto forma también parte de ese complot que se te esta montando a tu alrededor. Ya falta menos, queda poder dormir bien…

La primera mano de la partida esta jugada. Al despertar empieza el baile.

Montado en tu moto, camino a tu destino, y buscando descubrir lo que hay mas allá de tu ciudad, empieza una aventura, donde los paisajes que no estas acostumbrado a ver, los contemplas con colores que en un vehículo no puedes discernir.. Los olores del entorno, buenos o malos, te hace tener una experiencia en 4 dimensiones, mucho más allá de lo que significa trasladarse de un punto a otro. El contacto tan directo con la carretera, la luminosidad del entorno tan cercano y vivo, donde todo lo sientes como si una piel mas fina se tratase, los aromas del entorno, el sonido del mundo son los imput que tu cuerpo analiza constantemente, y los disfruta. Estas sensaciones se multiplican aún más cuando sales de la autovía y te encaminas por carreteras nacionales donde la cercanía del entono es mas constante, donde el pasar por pueblos se hace un sentir autentico, porque escuchas las cosas que no puedes en escuchar conduciendo un vehículo, aunque bajaras las ventanillas. Se siguen multiplicando sensaciones que hacen que disfrutes con tremenda intensidad lo que estas haciendo.

Aunque siguiera escribiendo sobre esto, hasta que no te montes en una moto y encuentres algo que no imaginas y que además no buscabas , no podrás saber que significa montar en moto.

Y resulta que el domingo nos organizamos para hacer una ruta por una de las entrañas de nuestra Almería, por uno de sus inconmensurables entornos. 

Atravesamos todo el paraje de la Sierra de los Filabres hasta llegar al Calar Alto, Precioso desde donde te pongas. Hubo un momento que la anchura de la carretera no era más de 2 metros, con unos barrancos que quitaban el hipo. El tiempo nos acompañó con fiel canino ante su amo, la temperatura al atravesar la sierra totalmente llevadera. En el Calar Alto, algo de fresco, pero al sol se estaba estupendo. Asi que las risas y la buena compañía lucieron aun con más intensidad. 

Rematamos la jugada con un fantástico picnic que hicimos allí mismo. Entre rocas, acomodamos los manjares y solo quedaba hacer lo mejor, comer y disfrutar de lo bien que  lo habíamos hecho. 

Os dejo un video para que lo disfrutéis como hicimos nosotros. 

 

 

 

 

 

 

Tito Céspedes